Hoy en día, las mujeres mexicanas mayores de 18 años tienen el derecho tanto a votar como a ser votadas. Esto significa que tenemos la capacidad de elegir a nuestros representantes y también de postularnos para ocupar cargos de liderazgo. También a participar en la toma de decisiones que moldean nuestra sociedad. ¿Siempre fue así?, La verdad es que no, Y eso fue algo que tenía que cambiar. Ahora veremos como distintas mujeres lograron un cambio en la política de Mexicana.
«La política no es para los políticos, es para el pueblo.»
– Ifigenia Martínez
La participación política de las mujeres es fundamental porque nos permite abordar nuestras necesidades específicas y promover nuestras iniciativas en los espacios de toma de decisiones. Un ejemplo destacado es el de Rosario Robles Berlanga. Quien contribuyó a establecer directrices importantes para la interrupción legal del embarazo en la Ciudad de México. Sin embargo, alcanzar este punto ha sido el resultado de décadas de lucha del movimiento feminista por los derechos políticos de las mujeres. Esta historia se remonta a los primeros años del México independiente, con Yucatán desempeñando un papel central en su desarrollo
Antes del cambio en la Política
A lo largo de la historia en muchas regiones del país. Mujeres como Leona Vicario, Gertrudis Bocanegra Lazo Mendoza, Josefa Ortiz de Domínguez y María Ignacia Rodríguez de Velasco. También se coordinaron con grupos insurgentes en su lucha por la independencia de México. Después de lograr la independencia, la situación para las mujeres apenas cambió. En el siglo XIX, tanto antes como después de la independencia, la educación estaba disponible solo para mujeres de clases altas. Dejando al resto de la población femenina en condiciones precarias y sin oportunidades de mejorar su situación social.
Incluso cuando las mujeres tenían acceso a la educación, esta se centraba en enseñarles a ser buenas madres, esposas y mujeres ejemplares. En lugar de prepararlas para participar activamente en el espacio público y tomar decisiones. La independencia no se reflejó en el ámbito doméstico, pero esto comenzaría a cambiar gracias a las pioneras del feminismo en México, especialmente en Yucatán. Es aquí donde llegamos a los primeros congresos feministas en Yucatán, que marcaron un hito en la lucha por los derechos de las mujeres. El Ateneo Peninsular, ubicado en el centro de Mérida, fue el lugar donde la Liga Feminista Rita Cetina Gutiérrez tuvo su sede. Esta liga, liderada por la poeta y profesora Rita Cetina Gutiérrez, desafió los estereotipos de género y trabajó incansablemente por el avance de las mujeres en México.
Empieza el cambio en la política
Rita Cetina Gutiérrez no solo fundó la escuela «La Siempreviva». Donde proporcionaba educación primaria y secundaria a niñas y adolescentes junto con otras profesoras, sino que también lanzó una revista del mismo nombre. Esta revista fue la primera publicación en México escrita y editada exclusivamente por mujeres. Lo que marcó un hito en la historia del feminismo en el país. El legado de la Liga Feminista Rita Cetina Gutiérrez trasciende las fronteras de Yucatán y beneficia a todas las mujeres mexicanas.
Además de su destacada labor con la escuela y la revista «La Siempreviva». Donde promovía la educación de las mujeres y abordaba temas de género. Rita Cetina Gutiérrez estuvo muy involucrada en el movimiento de la Guerra de Castas. Este conflicto, que buscaba la liberación de los pueblos mayas en el territorio yucateco. Que coincidió prácticamente con la vida de la feminista, demostrando su compromiso con las luchas sociales y su cercanía con las demandas de justicia y equidad en la región.
Los cimientos establecidos por Rita Cetina Gutiérrez llevaron al movimiento feminista en Yucatán a organizar dos congresos feministas en 1916. En el primero, Hermila Galindo Acosta abordó temas históricos sobre la sexualidad femenina, la maternidad deseada y la educación sexual. Desafiando los privilegios masculinos en una época donde las mujeres eran invisibles en la esfera pública. Aunque el primer congreso tocó el tema del derecho al voto femenino. No fue hasta el segundo congreso, celebrado más tarde en el mismo año, que este tema cobró relevancia. Sin embargo, pasarían varios años antes de que las mujeres mexicanas fueran reconocidas como ciudadanas y pudieran ejercer plenamente su derecho al voto y a ser votadas.
Antes de este cambio, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos excluía a las mujeres de la categoría de «ciudadanas», utilizando el término «ciudadanos» en plural masculino. Aunque los hombres indígenas eran reconocidos como ciudadanos debido a su participación en las luchas de Independencia y Revolución, se argumentaba que las mujeres no estaban preparadas para asumir las responsabilidades.
Pero la perspectiva cambiaría muy pronto
Entre las alumnas destacadas de Rita Cetina Gutiérrez se encuentra Elvia Carrillo Puerto, profesora y hermana del gobernador de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto. En 1919, Elvia fundó la Liga Rita Cetina Gutiérrez. Desde donde abogó por los derechos políticos de las mujeres, aunque el derecho al voto y a ser votada aún estaba lejos de ser una realidad. Sin embargo, en 1922, el hermano de Elvia continuó impulsando el tema. En ese mismo año, la política feminista Rosa Torre Gutiérrez ganó la candidatura como regidora del ayuntamiento de Mérida. Así se convirtió en la primera mujer en ostentar un cargo de elección popular. A pesar de que aún no tenía derecho a ser votada. Un año después, en 1923. Elvia Carrillo Puerto fue nombrada diputada municipal. Junto a Beatriz Peniche y Raquel Dzib Cícero.
En 1923, México fue sede del Primer Congreso de la Liga Panamericana de Mujeres, al cual asistieron destacadas feministas como Margarita Robles de Mendoza, Matilde Montoya Lafragua y Columba Rivera Osorio, entre otras. En este encuentro, se decidió presentar al Congreso de la Unión una petición para igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres, pero esta iniciativa no tuvo éxito y las cosas permanecieron iguales hasta 1937.
Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río en 1937. Se propuso una iniciativa para reformar el artículo 34 de la Constitución y finalmente reconocer a las mujeres como ciudadanas con derecho al voto y a cargos de elección popular. A pesar de que senadores y diputados mostraron aprobación. La declaratoria de Reforma Constitucional no se llevó a cabo en la última fase del proceso legislativo, y el tema quedó pendiente una vez más.
Ante los persistentes obstáculos, el 6 de abril de 1952. Cerca de veinte mil mujeres se reunieron en el Parque 18 de marzo de la Ciudad de México. Para exigir al entonces candidato presidencial Adolfo Ruíz Cortines que cumpliera su promesa de incluir en la Constitución el derecho de las mexicanas a votar y ser votadas.
Mujeres como la abogada Margarita García Flores llevaron a cabo negociaciones en privado con el aspirante a la presidencia. En estas conversaciones, tuvieron que enfrentarse a argumentos que justificaban la exclusión de las mujeres de la política. Como la idea de que la participación política distraía del cuidado del hogar o que la política era un tema «sucio» para las mujeres. Desafiando los argumentos sexistas, la demanda de las mujeres finalmente se cumplió el 17 de octubre de 1953. Cuando Adolfo Ruíz Cortines, recién asumido como presidente de México. Publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF). El decreto que anunciaba la promulgación de las reformas constitucionales. Así a la mujer obtuvo el derecho al voto y a ser electas para cargos de elección popular.
Un hito significativo se alcanzó en 1954, cuando Aurora Jiménez de Palacios se convirtió en la primera diputada federal en la historia de México. Representando al estado de Baja California. Posteriormente, en 1966, Luz María Zaleta de Elsner sería la primera presidenta de la Cámara de Diputados en México. Casi una década después. En 1979, el país celebró la elección de su primera mujer gobernadora. Griselda Álvarez Ponce de León, quien gobernó Colima hasta 1985.
Después de obtener el derecho a votar y ser votadas, las mujeres mexicanas han luchado por mantenerse en la política y no conformarse con unos pocos puestos. Esta lucha dio lugar al movimiento por la «paridad en todo», que busca garantizar la igualdad de género en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo la política.
La representación de las mujeres en la política mexicana:
En el periodo número 51 de la Legislatura (1979-1982), hubo un total de 33 diputadas en el Congreso federal, lo que marcó un avance significativo en la representación política de las mujeres en México. Para la Legislatura 52 (1982-1985). La cifra de diputadas aumentó a 46, representando un 12% del total de legisladores. Según Dulce María Sauri Riancho. Quien fue gobernadora interina de Yucatán y presidenta de la Cámara de Diputados, este aumento en la representación de mujeres legisladoras se atribuye en parte a la presidencia de Miguel de la Madrid Hurtado.
El presidente en ese momento, Miguel de la Madrid, era originario de Colima, estado que aún estaba gobernado por Griselda Álvarez Ponce de León cuando él asumió la presidencia. En reciprocidad a los avances en favor de las mujeres, explicó Sauri Riancho, De la Madrid llegó al gobierno con la intención de promover la candidatura de más mujeres para diputaciones y senadurías. Una de estas mujeres fue precisamente Dulce María Sauri Riancho.
En la 58 Legislatura (2000-2003), no solo se mantuvo el avance en la representación de mujeres en el ámbito legislativo, sino que también se implementó un primer blindaje para proteger los espacios ganados por las mujeres. Ese año se realizó una reforma en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE). Que estableció que al menos el 30% de las candidaturas presentadas por los partidos políticos debían ser ocupadas por mujeres. Evitando así la predominancia de un solo género en la postulación de candidatos.
Este cambio marcó el inicio del uso de las «cuotas» como acciones afirmativas, destinadas a compensar las condiciones discriminatorias que enfrentan grupos en situación de vulnerabilidad. Como las mujeres o las comunidades indígenas. Sin embargo, a pesar de estos avances, los obstáculos seguían presentes en el camino hacia la igualdad de género en la política.
En 2009, la cuota obligatoria para mujeres candidatas era del 40 por ciento. Sin embargo, surgió el fenómeno conocido como «las juanitas», donde varias candidatas mujeres cedían su participación para que sus suplentes hombres ocuparan su lugar, permitiendo así que los partidos políticos postularan a más hombres sin violar lo establecido en el COFIPE.
En 2012, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) tomó medidas adicionales para proteger nuestros derechos políticos. Al ordenar a los partidos políticos integrar fórmulas de un mismo género para llegar a la Cámara de Diputados, con el objetivo de evitar más casos de «juanitas». Sin embargo, el paso definitivo en el tema de las cuotas y la paridad se dio en la 62 Legislatura (2012-2015) con una reforma constitucional.
Durante esta Legislatura se llevó a cabo una reforma político-electoral en la que las legisladoras en el Senado y la Cámara de Diputados influyeron para incluir el principio de paridad en las candidatura. En el poder legislativo federal y los congresos estatales en el artículo 41 de la Constitución Política de México. Esto convirtió la paridad 50-50 en una obligación constitucional, dejando de ser una acción afirmativa. Desde 1964 hasta 2018, mil 583 mujeres fueron diputadas federales, desempeñando su labor legislativa desde el Palacio de San Lázaro. En la última legislatura (la 64, de 2018 a 2021), el 48 por ciento de los diputados eran mujeres, lo que llevó a autodenominarla como la “legislatura de la paridad”.
Los avances continúan, pero a pesar de los derechos ganados, aún persisten varios obstáculos para su ejercicio efectivo. El extinto Plan B de la reforma electoral de Andrés Manuel López Obrador es un ejemplo de ello. Este plan dejaba a criterio de los partidos políticos aplicar las reglas de paridad en sus candidaturas, y, además, limitaba la capacidad del TEPJF para sancionarlos en caso de incumplimiento de este principio.
Además de estos obstáculos, existe el problema de la violencia contra las mujeres en el ámbito político, conocido como violencia política de género. Este es otro problema, que como sociedad debemos solucionar lo más pronto posible.
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Bibliografía
Gómez, D. H., Gómez, D. H., & Gómez, D. H. (2023, 12 septiembre). Historia de las mujeres en la política mexicana. cimacnoticias.com.mx. https://cimacnoticias.com.mx/2023/09/12/una-breve-historia-sobre-las-mujeres-en-la-politica-mexicana/#gsc.tab=0
Una respuesta
[…] fue candidato en el año de de 1946. Tambien en ese año tuvo una participacion para que se diera el derecho de votar a las mujeres aunque su formalizacion seria mas adelante. el fue presidente de mexico hasta el año de […]