Acerca del primer debate presidencial.

El pasado domingo 7 de abril de 2024 se marcó un punto significativo con la realización del primer debate presidencial, donde los contendientes a la presidencia del 2024, Jorge Álvarez Máynez representando al «Movimiento Ciudadano«, Claudia Sheinbaum Pardo como candidata de la coalición «Sigamos Haciendo Historia«, y Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz en representación de la coalición «Fuerza y Corazón por México», se enfrentaron en un escenario crucial. Este evento organizado por el INE, se les brindó a los candidatos la plataforma para exponer sus visiones y propuestas destinadas a mejorar aspectos clave como la educación, la salud y la lucha contra la violencia y la corrupción.

Claudia Sheinbaum, como la figura líder en la contienda, optó por destacar su historial durante su mandato como Jefa de Gobierno, haciendo hincapié en los reconocimientos que recibió durante su gestión. Sin embargo, Bertha Xóchitl Gálvez no dejó pasar la oportunidad de cuestionar la gestión de Sheinbaum en el ámbito de la salud durante la pandemia, señalando la distribución de medicamentos para piojos como un ejemplo de mala administración. Además, Gálvez atribuyó la tragedia de la caída de la Línea 3 del metro de la Ciudad de México a la negligencia de Sheinbaum, argumentando que la falta de mantenimiento fue un factor determinante en el incidente.

Por otro lado, Claudia Sheinbaum no dudó en señalar errores en la gestión de Xóchitl Gálvez durante su periodo como senadora.

Por su parte, Jorge Álvarez Maynez se presentó como una alternativa a los partidos tradicionales, a los que se refirió como la «vieja política», destacando la necesidad de una opción diferente para el país. Todos los candidatos aprovecharon el debate para exponer las debilidades de sus contrincantes, en un ambiente marcado por el intercambio de críticas y elogios.

A pesar de la oportunidad de abordar preguntas específicas, los candidatos se vieron más enfocados en desacreditar a sus oponentes y resaltar sus propias virtudes, lo que dejó en segundo plano la discusión de las cuestiones planteadas. El debate se convirtió así en un escenario donde predominaron los ataques y las defensas personales, relegando en ocasiones los temas de interés nacional a un segundo plano.